domingo, 12 de enero de 2014

Sobre la propuesta del nuevo programa de estudio de Estudios Sociales (Segundo comentario)

¿En serio tengo que decirle a profesionales de Estudios Sociales que la historia es importante?


Leyendo el proyecto del programa de estudios para la asignatura de Estudios Sociales en secundaria, llama la atención la crítica al programa vigente por, sobre otras razones, su visión fragmentaria de la historia. Ante este señalamiento uno esperaría que la propuesta incluyera estrategias para una visión más global, pero nos sorprende a muchos con una selección y distribución de contenidos que es mucho más fragmentaria y aldeana.

Muchas veces los docentes nos encontramos con que nuestros alumnos nos cuestionan la relevancia del conocimiento histórico para su vida y creo que todos los docentes tenemos claro este punto, excepto los que prepararon la propuesta que he estado comentando en los últimos días. La historia no tiene una utilidad medible en peso, capacidad o beneficios a depositar en una cuenta bancaria; conocer los hechos del pasado nos ayuda a comprender nuestro presente e imaginar el futuro.

Uso la palabra "imaginar" porque particularmente corresponde a la visión que me interesa ofrecerle a mis estudiantes; la historia no nos da enseñanzas morales, pero nos muestra que nuestro presente es el resultado de decisiones y acciones de las personas del pasado. La libertad que permite que los individuos y grupos actúen de manera distinta es la misma que tenemos en el presente para soñar nuestro futuro y trabajar consecuentemente con nuestro compromiso como parte de la sociedad. Asumir esta libertad corresponde a parte del desarrollo de las competencias ciudadanas.

No nos aproximamos a la historia porque conocer el pasado porque simplemente encontremos regocijo en ella sino, porque ella es una herramienta para la construcción de modelos de convivencia más justos. Comprender realmente el pasado es algo que mejora nuestras posibilidades de futuro.

Hay otro aspecto más: nosotros somos los herederos de una saga brillante de luchadores por la justicia social. Gozamos y nos vanagloriamos de las conquistas sociales en áreas de la educación y la salud, tenemos un régimen de derechos que garantiza a los ciudadanos un importante grado de libertad. Una visión fragmentaria de la historia como la presente en este programa de estudios tiende a invisibilizar estas luchas al convertirlas en mero contexto de un presente que parece ser representado como una especie de "resultado final" del devenir de una Costa Rica presentada prácticamente como una aldea aislada de los procesos históricos de América Latina y el resto del Mundo.

Lo que actualmente tenemos


El programa actual de Estudios Sociales está recargado de contenidos y fragmenta la historia al separarla en tres bloques: El Mundo, América Latina y Costa Rica. Al estar recargada de contenidos, el docente tiene que afanarse y termina trabajando especialmente porque sus estudiantes de Diversificada no tengan lagunas peligrosas que les perjudiquen en un examen de Bachillerato que sigue sin medir la comprensión sino, la memoria del joven.

Podemos tomar el ejemplo de la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto destaca no solo por ser la guerra más sangrienta y destructiva de la historia reciente, dejó una gran cantidad de testimonios de sufrimiento y lucha que, desde la perspectiva de la memoria, supone fuertes cuestionamientos a la ciudadanía del presente. ¿Cómo dejar de hablar de las razones que explicaron que los ciudadanos alemanes asesinaran su propia democracia y optaran por el nazismo? ¿Cómo no cuestionarnos la injusticia en las relaciones internacionales que llevó a que se realizará el sacrificio de Checoslovaquia, Polonia y las repúblicas bálticas? No podemos dejar de lado el sufrimiento del holocausto o las historias de resistencia y lucha representadas por el levantamiento de Varsovia o las acciones de Dietrich Bonhoeffer. Jamás se podría cuestionar tampoco la relevancia de estos hechos en la posterior definición de los derechos humanos

Sin embargo, lo anterior corresponde al trabajo que los docentes responsables y comprometidos realizan dentro del aula. En realidad, el programa de estudios estudia este acontecimiento de forma que en el examen de Bachillerato solo se le hacen preguntas al estudiante para ver si se acuerda de dos causas y dos consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. El MEP, donde existe cierta obsesión por sus mecanismos de control, miden la calidad del servicio brindado por las simples respuestas dadas en una prueba estandarizada.

El carácter fragmentario del actual programa de estudios está claro cuando en momentos diferentes hay que estudiar las repercusiones de la Segunda Guerra Mundial en América Latina y Costa Rica. Esto sin embargo, queda matizado cuando consideramos que se trata de considerar este conflicto bélico como condicionante de procesos históricos propios de la región y del país.

Lo que actualmente se propone


El nuevo programa de estudios favorece una visión fragmentaria de la historia que pierde de vista el encadenamiento de causas, efectos y relaciones que dan forma a los grandes procesos y luchas de los pueblos. Da una visión aldeana de Costa Rica como "ombligo del Mundo" y en la cual los hechos sucedidos más allá de nuestra fronteras son reducidos a mero contexto.

Séptimo


En los contenidos de este nivel se descompone y fragmenta la historia, separando como si no formaran parte de las mismas dinámicas el desarrollo del modelo económico,  de algunos hitos en la formación de la cultura civilista costarricense y de la protección del trabajador vista desde la acción del estado y obviando que se trata de derechos conquistados por los propios trabajadores. Este último punto es notable  al darse una visión de un Estado que "camina hacia adelante" y en la que pareciera que Costa Rica nunca ha tenido conflictos internos o que no han existido históricamente grupos que han tenido que trabajar para alcanzar derechos que no les eran reconocidos desde un inicio, todo esto fomentado por la visión fragmentaria de una historia sin procesos seculares o coyunturales.

Octavo


En este nivel se enfatiza sobre el tema de la cultura vista desde la vida cotidiana hasta la influencia de la Internet sin olvidar expresiones de la cultura popular. Aquí no aparece muy visible la realidad de un país multiétnico y pluricultural. Donde no podríamos hablar tan fácilmente, por ejemplo, de la presencia afrodescendiente en Costa Rica desconectándola de las circunstancias relacionadas con hechos como la esclavitud en la colonia, la construcción del ferrocarril, el establecimiento del enclave bananero y otros hechos. El octavo año tiene el peligro de una cultura visto desde los específico y sin referencias históricas o geográficas claras.

Noveno


Este nivel subraya la importancia de proteger el ambiente y da algunas oportunidades para desarrollar temáticas muy interesantes. Lo penoso sigue siendo la creación de compartimentos que van separando aspectos como la cultura civilista de la conciencia ambiental. Es riesgoso ver estos temas sin que los estudiantes dominen conceptos geográficos básicos.

Décimo


Este nivel estudia los movimientos sociales desconectándolos de procesos históricos de los que son inseparables; el Feminismo separado del desarrollo de los estados liberales o sin la influencia de grandes  procesos revolucionarios; el movimiento obrero desligado de la revolución científico-tecnológica o del desarrollo del Capitalismo; el pacifismo en relación con la independencia de India y la lucha contra la Guerra de Vietnam separados de los procesos de descolonización o de las condiciones de la Guerra Fría.

En décimo parece que el punto nodal de la historia costarricense es la dictadura de dieciocho meses de la Junta Fundadora de la Segunda República hasta dar un salto a las reformas económicas del ajuste estructural de los ochentas, denominados ahora "ajuste a la tica"

Undécimo


Este nivel se ocupa más de los desafíos de la sociedad costarricense y menciona la palabra "encrucijada" en referencia, supongo, a una coyuntura histórica que no es estudiada en ninguna parte del programa. Analizar estos temas es importante, especialmente en la "encrucijada" en que nos ubicamos. Lo que no se ve muy bien es cómo visualizar esta coyuntura dada la visión fragmentaria que el estudiante tendrá sobre la historia costarricense, latinoamericana y mundial.

A modo de conclusión: recuperar la relevancia del conocimiento histórico


Queda claro que el programa de estudios vigente no puede permanecer sin cambios y que realmente hay que adaptarlo a nuevas realidades y a la posibilidad de formas de aprendizaje más participativas y novedosas. Sin embargo, tampoco veo que la propuesta presentada en estos momentos ante el Consejo Superior de Educación ofrezca un producto mucho mejor.

Nuestra primera obligación es propiciar el desarrollo de competencias ciudadanas en el aula. Los jóvenes de colegio se preparan como ciudadanos y para esto es que requerimos el conocimiento histórico, para que sus decisiones sobre el futuro se basen en el adecuado conocimiento de las condiciones de su presente. Una visión distorsionada y fragmentaria de la historia resta oportunidades al cumplimiento de esta finalidad.

Espero que en los próximos días pueda publicar más observaciones sobre esta propuesta de programa de estudio de los Estudios Sociales.

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